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10 Mini trucos para regalar felicidad a tus alumnos
Debemos hacer felices a los que nos rodean. En muchas ocasiones pensamos
en cómo ser felices y, cuando lo hacemos, cometemos el error de pensar que la
felicidad es algo que debemos proporcionarnos a nosotros mismos. Y no tiene por
qué ser así. Desde que me propuse hace tiempo ser más feliz, lo que hago es
hacer lo imposible para que los que me rodean también sean más felices. Y me he
dado cuenta de que cuanto más felicidad doy, más felicidad recibo.
Siempre he pensado que las grandes acciones se realicen a través de
pequeños actos. Unos cambios que siempre deben partir de nuestra generosidad
para con los demás. Y, por encima de todo, deben ser actos simples, fáciles de
ejecutar y gratuitos. Cuando estoy en el aula con mis alumnos, siempre tengo en
cuenta qué puede hacerles feliz, porque de su felicidad dependerá el deseo y
las ganas de aprender de mí y de ellos.
10 Mini trucos
para regalar felicidad a los que nos importan.
1. Saludar por el nombre. No es suficiente con saludar. Hay que
saludar a las personas por su nombre. Hay que aprender a personalizar. Fíjate
en la diferencia entre un Buenos días y un Buenos
días, Ana.
2. Realizar un acto de bondad. Un acto de bondad no es un favor. Es
una acción insignificante que realizas hacia una persona de manera totalmente
altruista y desinteresada. Por ejemplo, recoger un papel del suelo que se le ha
caído a un compañero u ofrecer cambio para un café.
3. Ser educado. Cuanto más educado seas, más feliz harás a los que te rodean. Poca
gente relaciona el ser educado con la felicidad y a mí me parece algo esencial.
Por ejemplo, no interrumpas mientras otra persona te habla, cede el paso a un
compañero. Son gestos que poco a poco ahondan en las personas.
4. Asentir con la cabeza. Es importante que, cuando una persona
te hable, te centres exclusivamente en ella. Debe notar que es el centro de
atención, que nos importa lo que nos está diciendo, que lo dejamos todo de lado
para centrarnos en esta persona. Mírale a los ojos, y no hagas nada más.
Olvídate de móviles, pantallas de ordenador, de todo aquello que en ese momento
estés haciendo.
5. Generar seguridad. Mucha gente que nos rodea es tremendamente
insegura. Y la inseguridad es algo que resta felicidad a las personas. Dar
seguridad a estas personas no hace más que generar confianza y, por ende,
felicidad. Ho hay que confundir nunca el dar seguridad con dar la razón.
6. Ser positivo. Ser positivo implica una actitud ante la vida y
ante las personas fundamentalmente. Es muy importante dar una visión positiva
de nuestro entorno, sin por ello perder la objetividad, la realidad que nos
rodea. La vida debe consistir para ti en mirar la botella siempre medio llena y
proyectar esa idea hacia los demás.
7. Interesarte por la gente. Yo siempre distingo entre ser
un interesado einteresarte por la gente. Cuando te interesas
por la gente estás trabajando la empatía, le cedes el protagonismo a la otra
persona y creas un vínculo con ella. Para interesarte por la gente es importante
que hagas siempre preguntas abiertas y que le permitan a la otra persona no
explicar algo, sino contar algo como, por ejemplo, Ana, ¿quieres
contarme lo que pasó ayer?
8. Sonreír. La sonrisa es la hermana de la felicidad y además el único efecto secundario
es que es tremendamente contagioso. La gente siempre se rodea de las personas
que sonríen porque les transmiten felicidad, pasión y entusiasmo por tu vida.
9. Ser agradecido. En ocasiones hay que proyectar la felicidad hacia
nosotros mismos para lanzarla luego hacia las personas. Debes ser agradecido e
ir más allá de un simple gracias. Cuando agradezcas algo, también debes
personalizarlo y verbalizarlo. Por ejemplo, Te estoy muy agradecido,
Ana, por haberme invitado a la fiesta que celebrarás este sábado. Me ha hecho
muchísima ilusión.
10. Celebrar los éxitos de la gente. Hay que alegrarse por los éxitos
de los demás. Debemos ceder un espacio para que los demás sean capaces de
celebrar sus éxitos y que, cuando los logren, sepan que estamos de su lado y
que nos alegramos de corazón por ello. En este último truco la felicidad debe
ser más recíproca que nunca. Y no olvides verbalizar el éxito, decírselo de
palabra como, por ejemplo, Te doy mi más sincera enhorabuena, Ana. Es
un orgullo tenerte como compañera.
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