Educar con amor
"La enseñanza que deja huella no es la que se
hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón." Howard G.
Hendricks
Educar con amor es, ante todo, tomar al infante como un ser humano; un ser humano que merece el mismo cariño y el mismo respeto que toda persona adulta.
Educar con
amor es vernos reflejados a
nosotros/as mismos/as en el infante y recordar aquellos tiempos en los que
deseábamos con profundo anhelo un beso, una
caricia, un abrazo, una aprobación... un te quiero.
Educar con
amor es respetar el desarrollo del infante, sin
forzar. Existen métodos pedagógicos que nos permiten hacer que el niño o la
niña aprenda ciertas habilidades antes de lo que les creíamos capaces. Si puede
avanzar la pedagogía y lograr esto sin causar problema alguno en ellos/as, por
mi bien; si no, mejor dejar crecer y esperar con sabia paciencia.
Educar con
amor es educar hacia la autonomía, hacia la libertad del educando. Ahora bien, autonomía
no significa ausencia. Podemos estar con nuestro/a niño/a animándole a
hacer las cosas por sí mismo/a, pero apoyándole, haciéndole saber que
nosotros/as, sus educadores/as, sus padres, sus madres, estamos ahí, y que le
ayudaremos si precisa ayuda.
Educar con
amor es no olvidar que la educación no debe ser meramente instrucción; pues educar no es simplemente enseñar; educar es
llevar al ser humano, al infante, a ese ser pobre y humilde, a su máxima
condición física, psíquica y moral. La enseñanza a secas es adoctrinamiento y
moralmente vacía. La educación, la cual para mí sólo es buena si va
acompañada de una ética correcta y digna, engrandece los corazones,
las mentes y los espíritus.
Educar con amor es no llevar a cabo el proceso de la educación como un medio orientado hacia un fin, sino que la educación constituya un fin en sí misma. Si por ejemplo damos una educación feminista, esto es, igualitaria, pienso que no debe ser con el objetivo de conseguir una sociedad equitativa entre hombres y mujeres, sino que si se hace así, debe ser porque es lo correcto. Es decir, no pensar en un camino hacia la igualdad, sino que la igualdad sea el camino. No pensar un camino hacia la libertad, sino que la libertad sea el camino. No pensar un camino hacia la paz, sino que la paz sea el camino.
Educar con
amor es pensar que el educando ya crecido no viene a nosotros/as vacío/a. Es pensar que lleva algo ya escrito en su
mente: ideas y emociones. Es respetar ambas cosas. Es tener en cuenta que
nuestro/a niño/a también tiene un cerebro que le permite generar ideas y
sentir. No hay que centrarse meramente en la educación intelectual, ni tampoco
exclusivamente en la sentimental. Educar en ambas cosas a la vez es posible.
Educar con
amor es permitir moverse al infante. Es
permitirle satisfacer su curiosidad y explorar el mundo, cual arqueólogo/a
adentrándose en un nuevo mundo lleno de tesoros aún por descubrir.
Educar con
amor no es amarrar a nuestro educando. No es tejer
una cadena, ni siquiera lazos. Es construir un puente que nos
permita estar en contacto, al mismo tiempo que nos permite ser tú y yo por separado.
Educar con
amor consiste en desear lo mejor para nuestro educando y aceptarlo tal y
como es, sin pretender cambiarle para nuestro propio
gusto, ni utilizarle para nuestros propios fines.
Educar con
amor es mostrar interés y preocupación por el infante, sin llegar a hacerlo de forma exagerada y
extremista, hasta el punto de anularle.
Educar con
amor pensar que ese pequeño y delicado ser no nos pertenece, sino que se
pertenece a sí mismo (hemos llegado a un punto que el que los padres y las
madres piensan "mi hijo/a es mío/a y tengo derecho a decidir sobre él/ella
en todo momento y para todo, lo que me plazca"; y esto conlleva a que como
pertenece a la madre y el padre, estos pueden decidir sobre su hijo/a
cosas como propinarle una paliza. "Y que nadie me lo reproche porque
es mío/a").
Educar con
amor es desear el bien, la felicidad y la auto-realización del niño o la niña, sin significar eso la escasez del bien, de la
felicidad y de la autorrealización propia, pues no puede ofrecerse aquello de
lo que uno/a carece.
Educar con amor es como hablar en susurros, cual dos amantes hablándose labio a labio; sin gritos, sin prepotencia ni pedantería. Con humildad y delicado afecto.
Educar con amor es agacharnos y ponernos a la altura del infante. No podemos pedirle que éste/a se ponga a nuestro nivel, como si de una persona adulta se tratase, pero siempre podemos hacer que el mundo sea un poco más pequeño, a su medida. Porque a veces, para ayudar a crecer, hay que agacharse.
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